Dentro del llamado “Sermón de la montaña”, después de desgranar las Bienaventuranzas -el programa de vida que Jesús propone-, san Mateo recoge las enseñanzas del Maestro sobre el comportamiento del discípulo con los demás.

Entresacamos alguna de ellas: “no os venguéis del que os hace mal”, “al quiera quitarte la túnica dale también el manto”, da al que te pide y no le vuelvas la espalda”, “amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen” (capítulo 5).  Y en el cap. 7 seguimos leyendo: “no juzguéis y no seréis juzgados”, “tratad a los demás como queráis que ellos os traten a vosotros”.

San Lucas, por su parte, recoge también estas enseñanzas. Podemos fijarnos en el cap. 6 de su Evangelio: “No condenéis y no seréis condenados, perdonad y seréis perdonados, dad y se os dará”.

La auténtica fraternidad, la compasión real, la misericordia entrañable,  el perdón sincero son las actitudes que Jesús subraya como necesarias en sus seguidores. ¿Tratamos así a los demás? Entonces recibiremos de Dios una medida generosa, colmada, rebosante. ¿No somos capaces? Dejemos que el Amor de Dios cambie desde la raíz nuestro corazón… y nos sentiremos dichosos, felices, bienaventurados.  (En un rato de silencio podemos hacer autoevaluación de nuestra vida: pensamos, rezamos, nos comprometemos).    Hasta otro día, hermana o hermano.

Jesús habla del amor efectivo