Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 11-18

En aquel tiempo, dijo Jesús:

—«Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir el lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que al Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

Palabra del Señor.

COMENTARIO: Domingo del “Buen Pastor”. Jesús se presenta como el buen Pastor que nos conoce a cada uno por nuestro nombre y en nuestra circunstancia concreta, y da la vida -su misma VIDA- por todos y cada uno de los seres humanos. Por eso se refiere a “otras” ovejas que o se han alejado de Él o ni siquiera le conecen. Vino para todos y le duele que muchos no escuchen su voz y se encuentren perdidos, heridos, tirados por las cunetas de la vida…
En este contexto celebramos también la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones de especial consagración: Sacerdotes, diáconos, religiosos/as…, y la Jornada de Vocaciones Nativas (en los países que llamamos de misión).
Recemos con hondura y con fuerza a Dios y pidámosle que suscite en nuestra Parroquia, en nuestra Diócesis y en toda la Iglesia pastores según su corazón.
Recemos por nuestros párrocos recordando que, como dice el Papa Francisco, a veces tendrán que caminar delante -buscando y señalando caminos-; a veces en medio -porque habrá seglares que marquen la senda y los curas acompañarán-; y a veces detrás -esperando a los rezagados por el cansancio, la enfermedad, la soledad, las dudas, el desamor-.

Domingo cuarto de Pascua